La habilidad lingüística es la capacidad más exclusiva del ser humano. Más allá de ser una preciada herramienta social, el lenguaje permite comprender el mundo, resolver problemas, entender y gestionar las emociones, etc. Varios son los factores que pueden condicionar su complejo desarrollo (individuales, familiares, ambientales o sociales) aunque su estimulación en los primeros años de vida, de la mano del juego simbólico y de la capacidad de abstracción, es fundamental. Gran diversidad de situaciones y contextos propician la interacción para adquirir las destrezas previas o implícitas y muchos son los juegos que estimulan su adquisición de manera temprana o su reeducación en todas las franjas de edad.